Para entender la dimensión que en Europa adquieren las denominaciones de origen, basta recordar que las primeras manifestaciones de protección datan del siglo XVII.
El Congreso Mundial de Origin es una celebración para recordar los enormes beneficios que las denominaciones de origen brindan a los productores que las poseen, y a las regiones y países en que residen. Una denominación de origen es el nombre que adoptan ciertos productos de la propia zona geográfica en que son elaborados, que encuentran en sus insumos especiales y procesos de elaboración una distintividad única a la que se reconoce exclusividad internacional.
Para entender la dimensión que en Europa adquieren las denominaciones de origen, basta recordar que las primeras manifestaciones de protección datan del siglo XVII a favor del conocido queso Roquefort, y desde esas épocas han alcanzado este tipo de reconocimiento, extraordinarias y afamadas DO como Champagne, Oporto, Rioja, Gruyere y un largo etcétera. Tan largo, que solo en Francia se identifican más de 600 repartidas entre quesos y vinos.
Esta es una comparación válida. La única DO mexicana con presencia en el evento es Tequila, que ostenta la fecha más antigua de las 18 que poseemos en el país (1974), por lo que no es difícil entender la diferencia que en experiencia y organización han alcanzado los europeos en estas categorías. Aun así, la historia de éxito del Tequila, y los amplios horizontes que está abriendo el Mezcal en el mundo, obligan a nuestro país a emular las mejores prácticas de las más influyentes denominaciones de origen en el mundo.
Cuando se revisan las cifras de lo que aportan las DO en valor a los productos que distinguen, no queda más que reconocer que es esta una vía a la que nuestro país no puede renunciar. En particular, si consideramos que contamos ya en nuestra legislación interna con la figura de las indicaciones geográficas, que amplía el abanico de cobertura a múltiples productos típicos que podrán ser merecedores de protección. Aun y cuando la figura tiene ya 5 años en nuestra ley, su aprovechamiento se mantiene en niveles muy bajos en función de su potencial.
Una de las experiencias que podemos aprender de las denominaciones de origen europeas, es la regulación de contexto que los acompaña. La existencia de la protección jurídica es un primer paso, pero para que estas figuras destaquen en el plano comercial se requiere de financiamiento para su registro y consolidación, de acompañamiento para la formación de su consejo regulador y su promoción, del apuntalamiento de su vertiente turística y de su dirección profesional. Sin esos componentes mínimos, las DO quedan en buenas intenciones y no acaban por desarrollarse.
Otra nota característica de las DO europeas es el enorme orgullo con el que sus poseedores se expresan de cada una de ellas. Este puede ser un efecto directo del hecho de que son los productores los que detentan la titularidad de los derechos, y no “la Federación”, como sucede en el caso de México. Habría que preguntarnos: ¿Por qué razón todos los mexicanos somos dueños de la DO “Café de Veracruz”?
Un tema central en el evento ha sido el de la sustentabilidad. No solo se trata de dilucidar cómo los insumos endémicos de una DO pueden seguir creciendo para el escalamiento de la producción sino, de manera preponderante, cómo lograr que ese desarrollo no sea en detrimento del medio ambiente. Es claro que los aspectos de sustentabilidad acompañarán a las DO en el futuro como dos hermanas inseparables.
Dr. Mauricio Jalife Daher
Octubre 11, 2023